Silvia Parque, creadora y editora del blog No soy Sylvia Plath, es la ideóloga de la frase que hoy me ha inspirado para esta imagen.




Hace algunos meses que sigo los textos de Silvia en el blog "No soy Sylvia Plath" y cada día que entro a esas páginas, me quedo pendiente del enlace "Por la abolición de la obligación de la felicidad", que aparece en forma de menú superior en ese mismo blog.

Y es que esta chica ha sabido plasmar como nadie, lo que estoy segura que muchos sentimos.

Hoy parece que es imperativo sonreír. Parece que es necesario sobreponerse rápido y con una sonrisa a cualquier mal. Parece que está prohibido llorar. Hoy parece que la única forma de tener éxito en una sociedad de mentira, es ponerse una máscara tan pegada a la cara que se presenta como una cirugía irreversible.

Pero es reversible. Existe la obligación a la felicidad pero es una ley equivocada. Si te sumas a intentar cambiarla, está es tu imagen.

Admitámoslo sin miedo. Se puede llorar. Se puede sufrir. Se puede uno sentir mal. Y allá voy con la afirmación grande... SE PUEDE NO SER FELIZ. Y no pasa nada.

Es más. Al contrario de lo que se nos ha obligado a pensar, es compatible no ser feliz todo el tiempo, incluso no sonreír ni una al día (de media) y vivir.

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